domingo, 24 de enero de 2016

Viento.

En esta noche de calor abrumador, se ha colado un viento por mi ventana, un viento fresco y confortable que me susurra el eco de tu nombre, acaricia con fulgor mi alma tan sensible, derrocha desmesuradamente el aroma de tu ser.
¡Oh viento bendito! Te maldigo sin censura, pues en ti has traído una parte de ella nuevamente hacia mí.
¿Porqué osas atentar contra mi bienestar trayendo el bien para mi persona? ¿Acaso no lo ves? ¿No lo notas? Es el malestar lo que me permite estar bien conmigo mismo.
Pues muy cierto es que este río sigue fluyendo, corriendo por ella; pero también es verdad que un río que fluye demasiado y corre a gran velocidad desborda.
Soplas con tanta libertad, que olvidas el mal que puedes causar a los demás, pues hay amores que no pueden ser, hay amores que duelen y sin embargo nos aferramos a ellos sin importar el daño; amores martirios, que nos causan dolor pero nos hacen sentir vivos.

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